La ronca del gamo ya afecta en los montes de la península
- Kene Navarro
- 22 nov 2018
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En los últimos años se ha viralizado la observación de la berrea del ciervo o venado , uno de los grandes espectáculos de la naturaleza en la península Ibérica, este tiene lugar entre mediados de setiembre y mediados de octubre, esto tiene como consecuencia la llegada de los primeros fríos y las primeras lluvias del otoño. Mucho menos conocido, pero de igual manera espectacular, es el ritual reproductivo del gamo (Dama dama), que comienza inmediatamente después, como pasando relevo, en muchos parajes de nuestra área geográfica. (con frecuencia, los mismos, compartidos por ambas especies).
En lo único en lo que el gamo no puede verse en competencia con su más voluminoso pariente es en la potencia de los sonidos guturales que emiten los machos para disputar o retar a sus rivales en la disputa por las hembras. Los fuertes gemidos del ciervo pueden ser escuchados con nitidez hasta a tres kilómetros de distancia, mientras que el debil ronquido del gamo, solo llega a alcanzar unos 500 metros.
Los demás ámbitos que se ven en rituales son casi idénticos: despues de haber pasado la mayor parte del año apartados, los machos (que superan los 90 centímetros de altura en la cruz, la parte más elevada del lomo, y pesan entre 70 y 100 kilos) inician un celo, se reúnen en grandes y disputan bruzcamente por las hembras (que alcanzan 70-80 centímetros de cruz y pesan entre 35 y 60 kilos) durante dos o tres semanas y establecen sus jerarquías internas para que después los vencedores se apareen con ellas.
La competencia es feroz: los rivales gritan hasta la extenuación, corren en paralelo midiendo sus fuerzas y el tamaño de sus cuernas y, cuando ninguno de los ellos admite la superioridad del oponente, hacen chocar con fuerza sus potentes cornamentas, planas y palmeadas en el caso del gamo, una característica que las hace únicas por su aspecto entre todos los cérvidos actuales.
Cuando se han producido ya las cópulas (las hembras solamente están receptivas uno o dos días) y todo ha terminado, los gamos “se quedan exhaustos y desaparecen: parece que se los ha tragado la tierra”, explica Jorge Méndez, uno de los guardas desde hace quince años (y ya con 27 en el oficio) de la Reserva Regional de Caza del Sueve, de unas 10.000 hectáreas de superficie, donde el año pasado fueron censados 560 ejemplares (lo que significa que con seguridad habrá unos cuantos más), que constituyen la única población de la especie en Asturias. Tras un periodo de gestación de unos ocho meses, las hembras darán a luz a una sola cría (son raros los partos de dos) entre mayo y junio, después de haberse aislado del grupo en los días previos al parto.

foto sacada de Fotonatura http://www.fotonatura.org/galerias/fotos/467392/
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